Con motivo de la conmemoración del traslado del cuerpo del Santo Rey Fernando a la nueva urna de plata, que se celebrará este próximo miércoles 14 de mayo y en el que podrá verse el cuerpo incorrupto del Santo desde las 8,30 a las 10,30 de la mañana en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, reproducimos un interesante articulo del profesor Fernando A. Martín sobre las reliquias del Santo Rey.
NUEVAS APORTACIONES SOBRE LAS RELIQUIAS Y
RELICARIOS DE SAN FERNANDO: SEVILLA Y MADRID
Por Fernando A. Martín
Patrimonio Nacional, España
Las aportaciones documentales sobre los relicarios y
reliquias de San Fernando, a lo largo de la historia, se han venido repitiendo,
sin observar y analizar detenidamente, el relicario, la reliquia y el
documento.
Basándome en la documentación publicada recientemente, 2011,
en el XXIV Congreso de Archiveros de la Iglesia española, por José Gámez Martín, así como
la que aquí aporto del inventario del Relicario del Palacio Real de Madrid, doy
a conocer dos nuevas piezas, que aparecían documentadas pero hasta la fecha no
habían sido identificadas, llevando a equivocadas atribuciones que se han
mantenido durante más de un siglo. Por otro lado, ratificamos la catalogación
que desde 1976 hizo la profesora Sanz Serrano de uno de los relicarios de la Capilla Real
Sevillana.
La reciente revisión de los relicarios que se conservan en la Capilla Real del
Palacio madrileño junto con noticias procedentes de la Capilla Real de la
catedral Hispalense, me han llevado de nuevo a revisar lo publicado sobre las
reliquias y relicarios de mí santo patrón, San Fernando, en estos últimos años,
que tienen relación con las Reales Capillas de Madrid y Sevilla, con la sana
intención de dar a conocer algunas piezas que hasta la fecha están mal
identificadas y otras que permanecían inéditas.
En el reconocimiento del cuerpo de San Fernando efectuado en
1668, Cristóbal Báñez de Salcedo describió con lujo de detalles como se
encontraba el cuerpo incorrupto del Santo Rey, y cómo los asistentes se
llevaron algunos fragmentos de su ropa. Es posible que este acontecimiento
llegase a conocimiento del monarca y que le llamase la atención no el ropaje si
no las joyas, como apunta Pilar Benito, de tal manera que, años después
sabemos, según Gestoso y Gámez, de la petición del rey Carlos II del anillo con
un gran zafiro que tenía encima del pecho San Fernando. En cumplimiento de la Real Cedula del 27 de
julio de 1677, se sacó el zafiro de la urna en el mes de
agosto y, en el mismo mes, el capellán de la Real Capilla, Don
Juan Sagre Galindo fue
comisionado para trasladar esta joya a Madrid y entregarla
al Rey, pero nada se dice
de las telas o de otras reliquias.
La joya no aparece reseñada en la testamentaría de este
monarca – el cual, complacido, manda una misiva al Asistente de la Ciudad del Betis, con el
fin de: “ se sacasen medios para colocar el cuerpo del Santo Rey, en el altar
de Ntra. Sra. en la forma que mostraba un diseño que así mismo venía en dicha
carta”, motivando así la construcción del nuevo arca de plata, a la que se
traslada el santo cuerpo en el año 1729, reinando ya Felipe V.
Con motivo del traslado del cuerpo del Santo a su nueva urna
de plata, recoge Gámez el agradecimiento de los capellanes reales sevillanos al
Monarca, de la dinastía Borbón, y a su Real Familia, por ello, acordaron hacer
entrega de varias reliquias, pertenecientes a las antiguas vestiduras del
santo. De tal manera que siguiendo el protocolo, el 27 de octubre se hizo
entrega por el arzobispo Salcedo de una arqueta, conteniendo dichas reliquias a
SS.MM., D. Felipe V y Dª. Isabel de Farnesio. El 29 del mismo mes y año, se
hizo la entrega de otra arqueta, que contenía la almohada, a SS.AA. los
príncipes D. Fernando y Dª Bárbara de Braganza.
Por último, también menciona Gámez, que hubo otra arqueta
más, que se envió el 3 de diciembre con destino a la Real Cámara,
recibiéndose, en el Cabildo de Capellanes Reales de Sevilla, una carta de
agradecimiento el 23 del mismo mes y año.
De las tres, la más conocida es la de los príncipes de
Asturias ya que ha sido estudiada y publicada, desde el punto de vista textil,
en numerosas ocasiones. De la que se envió en diciembre a la Real Cámara nada
podemos decir aún, pues no la hemos podido localizar en el inventario de 1806,
por lo que hasta ahora no hemos podido identificarla con otras.
La que se entregó a SS.MM. por el Arzobispo de Sevilla el 27
de octubre, la hemos identificado con la del nº inv. 10138344, pues se
corresponde de forma clara:
1.... Un Cofrecito tumbón
vestido de tisú de plata con sus cantoneras, zerraduras, y adornos dorados, y
dentro tiene lo siguiente:
Seis
Bolsillos de tisú con sus cordones , y cada uno tiene dentro un pomo de cristal
con su tapadera de plata y una vitela, que dice Polvo Venerable- Reliquia del
Sor. Rey Sn. Fernando.
Cuatro
colchoncillos del mismo tisú y un letrero en cada uno que dice Pluma en que
descansó el Cuerpo del Sor. Rey Sn. Fernando.
Una caja de cartón , que tiene
dentro un pomo de cristal con Letrero, que dice Maná de Sn. Miguel, la que
tiene autentica dada en Nápoles por el Obispo de Aquila en 10 de agosto de 1761
= Un hueso de media canilla de San Claudio Martir = Diez Relicarios pequeños de
plata con sus Authenticas y Reliquias en esta forma: dos de Sta. Isabel; uno de
Sn. Juan Bautista, otro de Sn. Basilio, otro de Sn Pío Quinto, otro de Sn.
Roque, otro de Sn Diego, otro de Sn. Andrés Avelino, otro de Sn. Lucas, y otro
de Sta. Teresa = Una bola de pinchos toda empapada en sangre con su cuerda; no
hay razón de quien haya sido; pero se infiere ser de Sn. Fernando, por las
demás reliquias que le acompañan = Dos colchoncillos bordados de oro que dice
en ellos ser tocados al pié de Sta. Ana en la Catedral de Sn. Ciriaco
de Ancona con su Authentica = Un Relicario de plata con Sangre del corazón de
Soror Maria Rosa Guiniani Religiosa Dominica con authentica dada en
Nápoles en 7 de mayo de 1750.
Dos acericos de tela llenos de tierra de la Casa de Loreto.
Un relicario de plata en figura
de corazón con una parte del corazón de Sn Fran.co. de Sales con su Authentica
= Una Medida de Sta. Marina = Un pedazo del Silicio de Fray Bartolomé terciano
= Un Quaderno manu-scripto del P. Francisco de Gerónimo = Seis cruces pequeñas
de cartón con dos cartas de la
V. María Crucificada con su estampa = Un pedazo del habito de
Fray José de la Cruz
primer provincial de la
Reforma de San Pedro de Alcántara en Italia con authentica
dad en 25 de septiembre de 1759 = Un pedazo de Silicio de Sn. Francisco con
autentica dada por el Arzobispo de Nicomedia en Roma a 17 de octubre de 1782 =
Dos figuras de cartas , en la una un pedazo de Havito y en la otra un pedazo
del Calzoncillo del V. Fr Angel Acri Capuchino = Una Medida del brazo y dos
corazones de Tafetán con dos escapularios todo tocado al Corazón de Sta.
Teresa de Jesús. = Un pedazo de la Baina de la Espada de Sn Fernando = Un pedazo de la Correa de
donde pendía la espada
de dicho Santo = Un pedazo del vestido interior del mismo Santo
= Un pedazo de martas
que adornaban el vestido del mismo = Un pedazo de manto del
mismo Sto. Un pedazo de
la primera funda de Colchón : otro de la segunda. Un pedazo
del zinto interior del
expresado. = Seis relicarios pequeños de
concha y cada uno tiene un Agnus de cera = Una reliquia
de Soror Clara Isabela Fornari con Authentica dada
por el Abad Garali en 24 de octubre
de 1756: Dos Puntas de Lanzas de Plata tocadas de la Lanza del Señor con
authenticas dadas
por excardenal Prospero Lambertini en Ancona año de 1729. Dos papelitos que
contienen cada uno su reliquia: Una vela como de media vara. Dos papeles liados
con zinta azul,
que tienen unos polvos: Una carta escrita en Borghesa en 24 de agosto de 1729.”
Hemos hecho la transcripción completa de este asiento,
poniendo en negrita las reliquias referentes a San Fernando, a las que se
unieron otras más, posiblemente para ahorrar espacio en los estrechos armarios
del nuevo Relicario diseñado por Sabatini y terminado hacía el año 1792.
El arca de los Príncipes de Asturias también aparece reseñada en dicho inventario,
en el asiento nº. 3 del mismo armario y de la siguiente forma:
“3...... Una Arca forrada de
tela de oro sobre azul con cantoneras y guarnición por todas las esquinas de
plata a Martillo, como también la
Zerradura en Escudo de Armas en dos Quarteles en el uno las
de Castilla y León y en el otro las Quinas de Portugal con su Corona, y en la
tapa por fuera otro igual escudo todo de plata y dentro tiene lo siguiente:
=
Un colchoncillo, donde descansaba Sn Fernando = un Pedazo de zeñidor que usaba
el Sto, dos pedazos del Manto Rl. Un pedazo de la primera funda del colchón del
Sto. Rey = Otro pedazo de tela de la segunda funda : Martas que adornaban el
Manto Rl.
Las
dos espuelas de Yerro y un pedazo de la correa de donde pendían = Quatro
cuentas del rosario del Santo metidas en un relicario esmaltado y un hueso
pedazo de canilla –
Un
pedazo de la toca de N.Sra. de los Reyes.”
Como se desprende de este inventario, ambas arquetas
contenían sus respectivas reliquias de San Fernando. Sabemos que en el año
1883, con Alfonso XII , se sacan dos reliquias, una del arca de los Reyes y
otra de la de los Príncipes, para ser depositadas en la Real Armería, por su
valor histórico, posiblemente por la presión que pudo ejercer el Conde viudo
Valencia de Don Juan. Esto aparece reflejado en los márgenes del inventario de
1806, con sendas anotaciones escritas a lápiz, en la de los Reyes dice: “ pasó
á la Armería”
señalando “ Un pedazo del Manto del mismo
Santo.”
En el asiento de la de los Príncipes, también a lápiz, se
anota: “ pasaron a la Armería”,
señalando: “ Las dos espuelas de yerro, y un
pedazo de correa de donde pendían ”.
En la década de los cuarenta, del siglo pasado, ambas
arquetas, se vuelven a inventariar en el relicario de la Capilla: Primero la de los
Príncipes el 15 de noviembre de 1944, con el nº 2424, en la vitrina nº 3, en la
ficha se especifica que contiene telas reliquias de San Fernando. En segundo
lugar, el 21 de marzo del año siguiente se inventaría el cofre de SS.MM., con
el nº 3099, en el que se nos especifica que tenía una llave, y que contenía
paquetes con distintas reliquias procedentes de Italia. Al no mencionar ninguna
de las reliquias de San Fernando, ya que en ésta, estaban los cuatro almohadones
ricos, con cartelas, que no pasan desapercibidos, debemos pensar que en esos
años, las reliquias de San Fernando ya se habían juntado todas en la arqueta de
los Príncipes, dejando el resto de las diferentes reliquias en el cofre de los
Reyes.
Ambas arquetas las vi por primera vez en los primeros años
de la década de los ochenta, en el conocido almacén del Cuarto del Obispo de la Real Capilla de
Madrid.
No fueron incluidas en el catálogo de la plata por
considerar más importante el arte textil de las mismas que el de la plata, pero
en cualquier caso siempre para mí estuvieron asociadas con San Fernando. En la
década siguiente se comienza el inventario informatizado de los Bienes
Histórico Artísticos del Patrimonio Nacional y la conservadora en aquel momento
de textiles, Dª Concha Herrero Carretero, una de las mejores especialistas que
tenemos en este país, realizó una extensa ficha de la arqueta de los Príncipes,
recogiendo múltiples datos históricos sobre su contenido y su historia.
Del año 1993 es el artículo de Lourdes de Luis en Reales
Sitios6, en el que se describe, solo, de forma muy concreta, el contenido del
arca de los Príncipes, anunciando su catalogación, estudio y restauración, de
tal manera que en él estaban todas las reliquias referentes a San Fernando,
unas en el interior de la tapa, que ella interpretó como una muestra de todo lo
que había en el fondo y, el resto, en la parte inferior del arca. Esto se
desprende al comparar su descripción con las del inventario de 1806 pero, ya entonces,
nada se dice de: = Seis Bolsillos de tisú con sus
cordones, y cada uno tiene
dentro un pomo de cristal con su tapadera de plata y una vitela, que dice Polvo Venerable-
Reliquia del Sor. Rey Sn. Fernando. = Quatro cuentas del rosario del Santo
metidas en un relicario
esmaltado. “ El hueso pedazo de canilla ” lo identificamos con un
pequeño relicario ovalado, de colgar, que contiene un pedacito de un hueso de
S. Fernando, nº .inv. 10101915.
El arca de Felipe V recibió menos atención, y nunca hasta ahora,
que yo sepa, se ha publicado su relación con el otro arca a nivel histórico
pues, solo desde el punto de vista textil fue presentada y estudiada en el V
Coloquio Internacional sobre Sedarías Bizarras, que se celebró en el Palacio
Real de Madrid en el año 2000.
Sospeche que tenía relación con Sevilla y con San Fernando
desde el primer momento, como he dicho, sobre todo por la riqueza de los
elementos en que está realizada, el tratamiento que tienen los adornos de metal
sobrepuestos en la tela: remaches, cantoneras y asas. Todo ello semejante en
ambas arcas pero con la diferencia de que una presenta corona real y la otra de
príncipe. La de los príncipes de Asturias estaba clara por los escudos, la otra
tenía que ser de los reyes pues presentaba corona real en la bocallave y dos “
F ” espaldadas que interpreté como de Fernando y Felipe, como
es lógico.
En la ficha del inventario informatizado del año 1995 no se
habla de su contenido, por lo que sospechamos que ya estaba vacía de todo tipo
de relicarios desde algunos años antes, y tampoco se hizo alusión a San
Fernando.
Este cofre, que presenta un estado de conservación bueno, es
mucho más rico que el de los Príncipes. La seda exterior está algo oxidada pero
la del interior es magnífica, tiene toda la textura y policromía original en
plata y rojo. El metal, plata sobredorada, se conserva bien, con algunos puntos
leves de oxidación en las bolas chatas que hacen de patas, y en los angelitos
que forman las asas.
Los emblemas heráldicos: Escudos de Castillos y Leones
refuerzan las esquinas tanto de la caja como de la tapa, en las aristas de la
misma va una cenefa vegetal, asimétrica, y en el medio, apoyándose en ella, dos
flores de Lis, todo ello muy bien repujado de tal manera que nos lleva a pensar
en un buen artífice, cuyo nivel artístico se eleva a la hora de analizar el
diseño y la ejecución de las asas.
En ellas destaca la reutilización y reinterpretación de
elementos decorativos tradicionales como son los ángeles alados sobre
tornapuntas vegetales, la cabeza femenina con venera, que es el centro del
aplique del asa decorada con tornapuntas y vegetales típicamente barrocos y un
remate de mascarón burlesco que, en general, nos recuerdan los diseños y
elementos decorativos utilizados por los hermanos Borja, Pedro y Miguel en la
bóvedas del Sagrario en los años 1652 y 1657. Repertorios decorativos que en la
platería se mantuvieron hasta bien entrado el siglo XVIII creando así una
tendencia decorativa arcaizante que llega a desbordar el barroco más recargado.
En la misma línea está el adorno vegetal de la bocallave,
donde apoyan sus patas traseras los dos leones rampantes que sostienen el
escudo coronado con las iniciales de
los reyes, leones que son el símbolo de la monarquía española.
Esta doble tendencia decorativa es menos patente en el arca
de los príncipes ya que su decoración argentífera se centra en los escudos de
la bocallave y en los trofeos de la tapa, solo las cabezas de querubines con
tornapuntas, dispuestas a modo de cantoneras en las esquinas, están en esa
línea, e incluso, la sobriedad de las asas laterales y de las cuatro patas,
están tomadas de piezas de la primera mitad del siglo XVII, como por ejemplo
las asas de la arqueta donde se custodia el cuerpo de San Leandro, de la Real Capilla.
Apenas dos días separan las entregas de las arquetas
relicarios, que se realizaron entre mayo y octubre del año 1729, es lógico
pensar, a pesar de la diferencia entre ambas, que se hicieran en el taller del
platero de la Catedral,
de tal manera que este pudiera controlar diseños, repertorios decorativos,
ejecución y acabados.
Esta doble tendencia decorativa también fue apreciada por
Cruz en la ficha que redactó del relicario que se conserva en el Museo de Artes
Decorativas de Madrid, Nº inv. 5727, que se hizo para guardar parte del cendal
que cubría el rostro del santo que se entregó a la condesa de Montellano, durante
la visita de la Real
Familia el 13 de febrero de 1729.
Es probable que con el paso del tiempo vayan saliendo más
relicarios relacionados con el traslado del cuerpo del Santo Rey pues, el
cabildo de la Real
Capilla sevillana deseaba quedar bien con los altos cargos de
la Corte, con
el fin de que estos pudieran corresponder en las necesidades de tiempos
futuros. Por tanto nos inclinamos a pensar que la mayoría de los relicarios se
debieron ejecutar en los talleres de los plateros de la iglesia Metropolitana,
las más importantes en el taller de Manuel Guerrero y las demás en los más
allegados a este artífice catedralicio.
Más tardío es el relicario de plata sobredorada que el
cabildo de la catedral regaló a S.M. doña Isabel II en 1862, del cual ya nos
hemos ocupado en la ficha que redactamos para la exposición del “ Fulgor de la
plata ” 8, fechándolo en 1742, puesto que se presentó en el cabildo del mes de
abril de ese año, y los capitulares mandaron se inventariase y colocase con las
demás reliquias. Al ajustarse las cuentas del mismo con las presentadas del
gasto de la restauración del Trono, atribuimos al mismo artífice su realización.
Dado el paralelismo estilístico entre el relicario y el conjunto de piezas que
conforman el mencionado Trono, hoy no dudamos en decir que pudo ser realizado con
la idea de que formara parte de los relicarios que aparecen pintados, sobre los
dos
altares del Trono, en el cuadro atribuido a Domingo Martínez.
Otra de las reliquias que aparecen documentadas es la que se
entrega al Marqués de Scoti, personaje preeminente en la Corte de Felipe V desde que
vino de Italia sirviendo como Mayordomo Mayor, a la reina Isabel de Farnesio.
Don Anibal Scoti obtuvo en el año 1735 el nombramiento de Gobernador del
pequeño Cardenal Infante Don Luis Antonio Jaime que, con siete años fue
nombrado Administrador del Arzobispado de Toledo, y en 1741 Arzobispo de
Sevilla. En enero del año siguiente, el Rey lo nombra Ayo y Mayordomo Mayor del
mismo Cardenal Infante para que pueda regir y administrar sus encomiendas. Por
todo ello, no le fue difícil a Scoti obtener, entre 1742 y 1750, una reliquia
de San Fernando para ser llevada a Italia, lo que se anota en las Actas
capitulares sevillanas de la siguiente forma: se
le dé una parte del dedo que tiene el
Cabildo en el relicario y que no
está considerada insigne.
A mediados del siglo XVIII entre la Catedral y la Capilla Real debían
disponer de varios relicarios con dedos o fragmentos de los mismos, de San
Fernando, al menos contabilizamos cuatro: Primero el que recogió el Obispo
Electo de Méjico cuando se efectúo el traslado, que es el que se regaló a
Isabel II; el segundo es el que se da al Marqués de Scoti.
Por su parte, en la Real Capilla se localizaban dos: por un lado el
que se recuperó en el año 1760 entre las reliquias que se había llevado el
Capellán Mayor, Don Pedro Muñoz a su oratorio: Un dedo de la mano del santo
rey, también se menciona una canilla del señor San Leandro.
Por otro, el que tuvo en el oratorio de su casa el canónigo
Juan Ponce, que lo había donado, a su muerte, al cabildo de la Catedral. Otras
reliquias menores son las hebillas de los correajes y un trozo de tela con
manchas de sangre que se muestran en la vitrina de la Real capilla.
El regalado a Isabel II está claramente identificado; de la
reliquia entregada a Scoti desconocemos su paradero, y de los mencionados en la Real Capilla pasamos
a comentarlos.
Ambos aparecen mencionados por Gámez y sus descripciones
aparecen de la siguiente forma en el inventario de 1761:
A.-“ ..un relicario pequeño de
plata blanca, de una cuarta de alto, con una coronita y una cruz y remate de
plata. Tiene dos arbotantes de plata a los lados para resguardo del vidrio
donde está la reliquia, el cual vidrio es redondo y dicho relicario contiene
parte de un dedo del glorioso rey San Fernando restaurador de esta ciudad, la
cual esta metida en un engaste o dedal de plata dorada el cual dejó a su muerte
a esta santa iglesia a su muerte el señor canónigo Don Juan Ponce de León...
”10
B.-“ otro relicario más pequeño
que el anterior, de un dedo completo de San Fernando, en plata de ley con su
autentica, con el vidrio pesa nueve onzas, catorce adarmes y por la hechura el
platero regalo cincuenta reales de vellón”.11
De tal manera que en un
principio ambos relicarios se podían identificar con los que se conservan en la Real Capilla con los
nº 4109101110365.000 y el nº 4109101110287.000.
RELICARIO DE SAN LEANDRO
Dado que el relicario que se encarga por la Real Capilla al
platero Antonio Méndez y terminado el 16 de febrero de 1787 para ser entregado
a la princesa de Asturias, es descrito como:“un
nuevo relicario primorosamente trabajado y sobre dorado con una coyuntura
del dedo pequeño del santo rey ”12, es lógico pensar que no es ninguno de
estos, sobre todo porque se dice que es nuevo, también que es de un dedo
pequeño y, por que ninguno de ellos está trabajado primorosamente.
Más bien pienso que, si se menciona expresamente que la
reliquia es de una coyuntura del dedo pequeño, estaría en el relicario pequeño,
nº 4109101110287.000, del que se extrajo para colocarlo en el nuevo de Méndez y
enviarlo a Madrid.
De tal manera que en el pequeño relicario se pudo incorporar
otra reliquia, la misma que hoy en día encontramos de S. Leandro. Sospechamos
que era la misma que se menciona entre las reliquias del capellán Pedro Muñoz,
pues se trata de una canilla.
Así se explicaría la referencia de Montoto del año 1948 que
lleva a la confusión de los diferentes relicarios: “
un relicario con un dedo de plata de ley peso de diez onzas
al que es agregado diez pesos que regalo el platero por hechura. Importa el
todo quinientos cincuenta reales de
vellón. ( renovado y remitido a la señora princesa de Asturias
de orden de su majestad) ”.
La reliquia es la que se extrae, lo que lleva a que se
renueve el relicario para incorporar la reliquia de San Leandro, ajustada a una
base, adornada con filigrana de oro siguiendo la estructura del templete
exterior. Este pequeño relicario es del tipo de templete con pie, cuyo astil
parece más moderno que el templete, que se adorna de unas molduras
zigzagueantes, sobrepuestas, contrastando con el resto de su superficie lisa.
Presenta varias marcas alguna frustras y otras incompletas
pero con todas se puede leer en ella : “ XIMES” unidas la m y la e por el palo
recto, es muy probable que se corresponda con la marca personal de los plateros
Fernando Ximenez, o José Ximenez Orozco, activos en Sevilla en la segunda mitad
del siglo XVIII.
RELICARIO DE LA INFANTA LUISA FERNANDA
Mucho más curioso nos resultó el otro relicario de la Real Capilla, también
del tipo de templete con pie, que se inventaría con el nº. 4109101110365.000,
sobre todo por los contradictorios elementos decorativos que en él aparecen.
Creo que ya fue catalogado por Mª. Jesús Sanz, en 1976 como
pieza sevillana anónima del mediados del siglo XVIII. No se sabe muy bien por
qué otros autores, desde Montoto, al hablar de este relicario lo han venido
atribuyendo al platero Antonio Méndez identificándolo con el relicario que los
Capellanes reales regalaron a la aún princesa de Asturias Dª. Mª. Luisa de
Parma en el año 1787, pero nada de esto se mantiene con lo expuesto
anteriormente y además, por cronología respondería a un estilo diferente.
Este relicario, de plata en su color, es el que custodia un
fragmento de un dedo, en concreto: Una falange distal del pulgar derecho del
santo rey; según los especialistas del tema.
En un principio, se puede confundir con el relicario que
Gámez localizó como del canónigo Juan Ponce, que a su muerte donó a la Real Capilla pero,
según se describe en el asiento del 18 de enero de 1768, no vemos en él que
esté rematado “ con una coronita y
una cruz y remate de plata”; que los arbotantes laterales estén “ para
resguardo del vidrio donde está la reliquia”..
La reliquia puede ser la misma pero, el relicario es el
mismo que aparece descrito en el acta de entrega de la reliquia del dedo de San
Fernando, que la Reina
Isabel II cedió a su hermana Luis Fernanda, por Real Orden
del 26 de julio de 1850 cumplimentada por el Teniente Alcaide de los Reales
Alcázares el 8 de agosto de ese mismo año, haciendo entrega de la reliquia al
capellán mayor de S.A.R., Don Manuel de Jesús Carmona: “...
que es de plata guilloneada, en pie de candelero, con cuatro cabezas de ángeles,
la caña con dos asas y sobre ella un prisma cuadrangular cerrado de cristales, con
cuatro medias columnas de plata, con tres perillas por remate, pues le falta
una,
y concluye con una figura
semejante a la base y por último termina en una cruz”.
Dato que me ha cedido a Dª Teresa Laguna a quién agradezco
desde aquí todas las facilidades
que me ha dado para el estudio de estas piezas.
Una vez desmontado, analizado y visto con detenimiento,
llegamos a la conclusión de que el relicario está realizado a molde,
posiblemente en el siglo XIX, o en el XX, con leves retoques de cincel, las
cabezas de querubes tienen un pésimo acabado y la decoración vegetal incisa
deja mucho que desear, sobre todo en la moldura de lengüetas que hacen de tope
para sujetar el cristal, que en la actualidad es un vaso.
Precisamente debemos anotar que es un vidrio tosco y grueso,
perteneciente a un vaso de agua de un juego de mesa, de finales del siglo XIX,
en forma de tonel, gallonado en su base y con decoración de roleos vegetales,
grabados al acido, en su borde, colocado de forma invertida para proteger la
reliquia.
La
Infanta conservó y veneró la reliquia hasta su
muerte siendo devuelta a la
Real Capilla sevillana por disposición testamentaria en el
año 1897.
Es muy posible que la sustitución del cristal por el vaso,
fuese consecuencia de algún accidente y se pusiese en su lugar un vaso de las
cristalerías del Palacio de San Telmo, deterioro que explicaría su restauración
posterior a la fecha de devolución.
EL RELICARIO DE MARÍA LUISA DE PARMA
Gámez relata que en el cabildo del 29 de julio de 1786 se
recibe una comunicación desde Madrid en la que la princesa de Asturias, Dª. Mª Luisa
de Parma, expone a los capellanes reales su intención de costear un vestido de
calle para la Virgen
de los Reyes en reconocimiento de haber restituido la salud del infante D.
Fernando. El regalo llega a Sevilla el 10 de noviembre y junto a él, Mª. Luisa,
solicita una reliquia del santo rey.
Siguiendo la aportación documental de Gámez, los capellanes
deciden: “ que se vean las reliquias que
hay separadas de la urna del Santo y se ve la mas proporcionada para enviarla y
se saquen las licencias de S.M. ”15 .
Esto nos pone de manifiesto que había varias reliquias
sueltas, fuera de la urna, Carlos III autoriza el envío de la reliquia en
diciembre de 1786 y en ese mismo mes los capellanes acuerdan el envío a Madrid
del relicario y comisionan del envío al capellán Diego Gacela.
El relicario estaba terminado el 16 de febrero de 1787,
según Montoto (1948) y Gámez (2008), y es descrito como: “ un
nuevo relicario primorosamente trabajado y sobre
dorado con una coyuntura del dedo pequeño del santo rey ”. Los
mismos autores dicen que los capellanes emitieron carta de pago al platero
Antonio Méndez el 15 de mayo de 1787, después de haber recibido la satisfacción
de la princesa por el envío.
Desde su llegada a Madrid el relicario se custodió en la
capilla del palacio de El Pardo hasta su entrega a los príncipes el 22 de marzo
de 1787.
Este relicario no volvió a Sevilla, como se ha venido
diciendo desde Montoto, tampoco es el que se cedió a los Duques de Montpensier,
como ya hemos demostrado y, aunque algo deteriorado, aún se conserva en el
Relicario del Palacio Real de Madrid, al menos desde la terminación del nuevo
relicario de la Capilla
Real del palacio madrileño, diseñada por Sabatini, en los
últimos años del siglo XVIII.
Al igual que las arquetas relicarios del lustro real este
relicario lo encontramos localizado también, en el inventario de 1806, es más,
nos resulta curioso que estuviera en el mismo armario, como si se quisieran
haber juntado todas las reliquias procedentes de la Capilla real sevillana en
el Relicario del Palacio madrileño, el nº 14, pero en el asiento 5º, de esta
manera:
“5..... Un Relicario de plata
sobre-dorada con su pie, y un Ángel por Árbol, abrazado con una palma la que
sostiene una especie de Cubo con su cristal en cilindro y dentro de este otro
mas pequeño, y en su centro un pedazo de Dedo de Sn. Fernando con su autentica dada
al Rey en 9 de febrero de 1787. Roto de cristal ”.
Esta fecha es la de la auténtica que por consiguiente tiene
que ser anterior a la de su terminación y entrega del relicario, ya que iba
dentro del mismo.
El proceso de identificación con el nº de inventario
10103401, (figura 10 ), no fue sencillo, dado que lo encontré troceado cuando
hice el primer inventario, en la década de los ochenta, por un lado estaba el
pie con el astil, y por otro, el remate con la reliquia, pero faltaba la pieza
del enganche de ambas parte. Este estado de conservación se debe, posiblemente,
a los destrozos acaecidos en las piezas del Relicario durante el periodo de
1936-1939, ya que el primer documento gráfico que tenemos de él corresponde al primer
inventario fotográfico de estas piezas realizado en 1920, nº.1015809316.
La fotografía histórica en la que aparece entero, junto a
otras piezas, fue clave para localizar, algunos años después, la pequeña pieza
que faltaba. Esta pieza está en proceso de restauración pero, me he decidido a
publicarlo, de esta manera para que no continúe la confusión de uno y otro
relicario.
La frase de “ primorosamente trabajado ”,
describe perfectamente la pieza pues el pie tiene al frente dos ángeles que
llevan el escudo real simple de castillos y leones, espaldados con ellos, otros
dos ángeles que abren un cortinaje para mostrar la escena de la entrega de
llaves de la ciudad de Sevilla al santo rey. El pie se eleva en su centro y se
remata por una bola en la que se apoya la figura de otro angelito que lleva una
palma en la que descansa el fanal del relicario que se remata con una cupulilla
y cruz.
Su estructura nos resulta curiosa por el hecho de presentar
una figura a modo de astil, siguiendo la tradición de relicarios barrocos
italianos del siglo XVII y que se mantiene en el XVIII utilizándose también en
astiles de custodias. Por ejemplo: la custodia realizada por Giacomo Pozzi en
1719 para la iglesia de San Agustín en Corinaldo, o la que ejecuta Simone
Miglié, un año más tarde para la iglesia del mismo santo en Offida, en la región de Ancona.
Quiero agradecer aquí la colaboración de mí amiga y
compañera Reyes Utrera por compartir sus conocimientos sobre la fotografía
histórica de Palacio.
En España el ejemplo más conocido son las custodias de
Damián de Castro, la de Canarias de 1773 y la de Villa del Río ( Córdoba ) de
1783, centrándonos en el área andaluza. Por otro lado, nos llama poderosamente
la atención los paralelismos decorativos que podemos ver entre este relicario y
el cáliz del mismo platero que se conserva en la parroquia de la Asunción de Priego de
Córdoba.
Sobre todo por como se adaptan las escenas del pie a su
espacio, y por la utilización de las figuras de los angelitos, en ambas piezas.
A pesar de ello, en el relicario palaciego observamos una
tendencia neoclásica que, aunque no se aprecie a primera vista, se hace
presente en algunos elementos decorativos que avalan esa tendencia, como las
molduras de fasces, y el acanalado del soporte de la misma reliquia, diseñado
como un fragmento de columna.
Clasicistas son los dos porta paces de la Real Capilla
diseñados a modo de portadas arquitectónicas de orden dórico, con zócalo,
basamento, columna, capitel, friso, cornisa y frontón partido, flanqueado por
dos perillas y rematados por una cruz . Uno, el de las señoras, lleva la imagen
de la Virgen
de los Reyes, y en el zócalo una abertura en la que se ve una tela manchada de
sangre. El otro porta paz, que se ofrecía a los caballeros, lleva la efigie del
Santo Rey con bola y espada, y en el óvalo del zócalo se puede ver una hebilla
del cinturón del San Fernando.
Solo nos resta mencionar algunas noticias documentales que
hacen referencia a otras reliquias de nuestro santo patrón pero que hasta la
fecha no hemos podido identificar. En este sentido, debemos mencionar que en el
oratorio de la reina María Cristina, cuarta mujer de Fernando VII, se
contabilizan cinco relicarios de diferentes formas y materiales con variadas
reliquias entre las que se mencionan otras tantas de San Fernando. Entre las
que destacamos: Un relicario de plata y un lacito de trencilla de oro con tres
reliquias una de San Indalecio, otras de San Fernando y otra de Santa
Cristina; y un Retablito de madera dorado con varias
alegorías que contiene seis reliquias y en el centro destacan las de San
Fernando Rey de España, de San Luis Rey de Francia, Santa Isabel Reina de
Hungría, de Santa Cristina virgen y mártir, de Santa Librada y Santa Constancia
mártir.
Por otro lado, Alvaro Recio Mir, siguiendo a Montoto, nos da
noticia de la reliquia, regalada por los capellanes regios en 1799, al
Arzobispo de Sevilla , el infante D. Luis de Borbón y Vallabriga, hijo del
anterior, que había declarado su deseo de colocarla en su pectoral.
Recientemente, he localizado entre la correspondencia de la
infanta Paz con su madre Dª. Isabel II, una carta fechada el 16 de febrero de
1888, en la que manifiesta: “
a la reliquia de San Fernando le
he hecho hacer un relicario precioso con la autentica dentro para que no se
pueda perder” 19. Es posible que Dª Isabel, hiciese donación
de algún fragmento de la reliquia que ella poseía a su hija,
ya que el relicario que le regaló
el cabildo de la catedral sevillana fue reclamado por ella en 1877 y lo tuvo en
el Palacio de Castilla en París hasta que por disposición
testamentaria y tras su muerte en
1904, la infanta Paz lo donó al relicario de la Real Capilla de
Madrid.